"Internet a venido a sustituir a la escritura en la pared del baño público"

Palabras más palabras menos Alejandro Dolina hace blanco sobre una cuestión bien planteada: si tenemos posibilidades de decir a través de internet esto no asegura que lo que decimos vale la pena.
En tal sentido se intenta que esto no sea un blog.

sábado, 21 de julio de 2012

Axioma principal de esta porfía (perdón indio)

Escuchaba hace poco en el programa de Dolina la idea de que internet a venido a reemplazar (con alguna ventaja) a las escrituras en los baños. Y bueno si, algo de eso hay. Como mis pajerías son todas mentales y seudo intelectualosas no van a ver acá ningún ofrecimiento de sexo oral o algo por el estilo (depende: de cuanto ibamos a hablar?).

Osvaldo Soriano - "A sus plantas rendido un león"

Leer a Osvaldo Soriano es para mi antes que nada un deleite ya que su prosa es agil, sus historias son disparatadas y alegóricas. Pero por sobre todas las cosas en un gran guiño de complicidad con el autor que me permite asomarme a una realidad argentina contada en clave de humor y desdén por un cínico descreído con una capacidad de amar inaudita.
Los críticos ubican a Soriano en el centro equidistante entre Borges, Cortazar y Arlt. Es injusto hablar de un escritor haciendo referencia a otros pero a la vez inevitable, creo que esta definición se basa en el hecho de que Soriano no se interesa tanto por hacer gala de su erudición sino que por momentos sus relatos parecen pura acción narrada casi cinematográficamente. El escritor sostuvo varias veces que para él escribir no era un asunto pesado y que trataba de generarse satisfacción antes que nada, escucharlo hablar es encontrarse con un tipo que no se cree mucho eso de ser escritor y que no considera que sus opiniones sean más válidas que las de un personaje de barrio.
En este libro ubica a un cónsul argentino en un pobre país africano (inventado) en medio de la guerra de Las Malvinas, un triste funcionario que sólo ansía volver a su Buenos Aires al que ya no reconocería. Este tipo es la patria y como tal debe (supone él) debe tener actos de arrojo que estén a la altura de las circunstancias, pero la solemnidad contrasta con su realidad patética: aún no le giran su sueldo y ahora se encuentra excluido de la zona de embajadas porque su patria agredió al Imperio.
Es brillante como el escritor logra transmitir ese descreído patriotismo que alcanza al ser rioplatense (supongo que no somos tan distintos de este lado del Plata).